Es increíble, cuando cae la noche los pensamientos se desatan y las sombras empiezan a hacer su recorrido por todos aquellos pensamientos y sentimientos a los que me resisto. Es cierto, todo aquello que resiste persiste. Trato de mantenerme positiva pero por más que lo intento, más resistencia genero a ser negativa, y claro la negatividad persiste. Hoy decidida quise dormir un poco más temprano, mi horario está totalmente descompuesto. Y cada día es más difícil conciliar el sueño. Hoy pedí a los maestros que me mostraran el camino a esta sanación. Que detuvieran mis recuerdos y que disolvieran mi resistencia hacia el dolor que aún siento de haber perdido a alguien tan importante, pues aunque no se trata de una pérdida física, la he vivido como una muerte. La relación que tuve con Sergio es muy fuerte todavía en diversos aspectos, aunque no esté aquí y aunque no podamos compartir esta vida, no hay un solo día que pase sin que piense en él, quizá varias veces al día, varias veces en las noches, sobre todo cuando me dispongo a dormir.
Y cuando duermo muchas veces me asaltan sueños dónde él aparece provocando sentimientos ya pasados. Son situaciones nuevas pero evocan una emotividad en mí muy intensa, tanto es así que despierto sin querer despertar. El día transcurre con un humor equivocado y muchas veces soy la persona más negativa, triste e irritable que hay.
En las noches, quizá porque es un espacio seguro, a salvo, en dónde nadie va a juzgar mis pensamientos, ni siquiera yo. Es cuándo me permito ser débil y ser negativa y ser tonta, o ser emocionalmente inteligente y trabajar mi lado obscuro que es dónde todo lo referente a Sergio se ha alojado. Quisiera sanar. Eso pedí con intensidad al darme cuenta que no podía conciliar el sueño de nuevo. He estado estudiando todo lo que puedo y todo lo que mi capacidad intelectual y emocional, intuitiva da hacia el camino de la sanación. Muchos maestros espirituales contemporáneos que han compartido sus experiencias por medio de la maravilla del internet, han vivido experiencias muy dolorosas y a través de ellas han abierto caminos hacia la felicidad. Me he dado cuenta que no porque sus enseñanzas sean muy positivas ellos han dejado de sentir dolor. Me reconforta. Creo que puedo permitirme sentir dolor por el tiempo que sea necesario hasta que logre transformarlo en conocimiento y a su vez en un punto de vista positivo que me devuelva un futuro contrastantemente feliz. (Las grandes creaciones nacen de un gran contraste). Puedo darme permiso de doler y de tener pensamientos negativos o recuerdos que me devuelven a un estado que fue permanente por dos años. Pero cómo reconocer los límites?
Existe una meditación en dónde la idea es sumergirse en esa sensación, sea cual fuere, y dejarse envolver en ella como sensación, aunque sea dolorosa, sin ponerle ninguna historia, o ningún recuerdo, sin dejar que entre el ego o el súper yo a juzgar y a inventarse una imagen descriptiva. El punto es concentrarse en el cuerpo y lo que siente, concentrándose en todos los detalles de esa sensación como sentimiento sin narrativa, más que la que da la sensación misma recorriendo zonas y órganos y va transformándose en otra sensación más reconfortante. Si los pensamientos y las imágenes e historias avanzan, hay que regresar y enfocarse en la emoción de nuevo hasta que logremos que mute en algo agradable para el cuerpo. Se resume en conocerse a sí mismo.
Siempre pensé que no soy de esas personas felices. En realidad no he tenido una vida tan difícil como la de algunos maestros espirituales, pero he tenido momentos muy duros para mi capacidad de resistencia, para mi tolerancia infantil.
Quiero saber el por qué de esta experiencia. Quiero saber por qué me enamoré de alguien que no pudo enamorarse de mí, por qué amo aún y amé con tanta intensidad a alguien que no me amó. Y si me amó, entonces ¿porqué fue una experiencia tan desastrosa el estar juntos? ¿Acaso el amor no se trata de vivirlo con felicidad? ¿Acaso no, sentir amor es estar en las nubes vibrando en felicidad y pensamientos positivos? ¿Acaso no el estar enamorado y ser correspondido hace que todo parezca sencillo y todos los problemas se reduzcan y la capacidad de disfrutar vaya en aumento? ¿Acaso no crece la motivación para mover montañas sabiendo que la otra persona, objeto de nuestro amor, nos corresponde?
Estaba segura que podría ser feliz en esta ocasión. Al menos así fueron todas las señales que interpreté en el segundo viaje a Egipto. Ya en sí ese viaje a Egipto con él significaba todo. Tan importante era para mí ir a Egipto con la persona adecuada, no podría ser otra cosa que una confirmación de las señales del universo.
Pues quiero entender qué significado tiene ahora el no tenerlo, sobre todo, el que me siga doliendo.
Si las cosas pasan por algo, quiero saber el por qué de esta precisa situación. Si las cosas no pasan por ninguna razón en específico, pues más desgarradora se vuelve la experiencia. Quiero creer que fue para hacer de mí una mejor persona, para que mi consciencia pudiera expandirse de una buena vez, para que pudiera graduarme de este nivel espiritual a uno más elevado, para que pusiera todo mi empeño en encontrar las razones en el conocimiento propio y el universal. Para que pudiera clavarme en la profundidad de lo espiritual y de las frecuencias verdaderas del amor del universo.
Quise meditar para conciliar el sueño y con cada mantra y cada visualización de mis chakras, imágenes correspondientes a la cualidad de cada vórtice de energía, venían a mi mente. La inocencia, el muladhara, chakra raíz, primario, situado en la base de la columna, su cualidad es la inocencia. Imágenes de Sergio amándome, abrazándome con fuerza queriendo embarazarme, impregnarme con su esencia.
La creatividad, chakra secundario llamado swadhisthana, colores dorados, Sergio y yo haciendo performance en Viena: Todos esos rituales amorosos públicos, artísticos, llenos de sabiduría acerca de las relaciones de pareja, un descubrimiento artístico y amoroso, una exploración por nuestra relación sublimada en acciones teatrales, con humor, con consciencia dual, equilibrando al equilibrista, los polos uniéndose en perfecta armonía, lo masculino y lo femenino en la balanza.
Nabhi chakra, plexo solar, un océano verde que representa el vacío de la familia, el vacío dónde caen los conflictos familiares, imágenes de su familia, de mí conviviendo con su familia incluso en momentos en los que yo no lo deseaba. Una navidad en la que con mi cámara sacó cientos de fotografías de su hermana con la que tiene una relación muy cercana, más cercana que la nuestra. Una fotografía de mí, borrosa entre las de ella. El objeto de amor emplazado, confundido, yo disculpándome con su familia, con su hermana cuando rompí la puerta de una patada en ese último pleito.
El chakra del corazón, Anahata, cualidad: la compasión, el amor en su máxima expresión, él en todo momento, cuando éramos niños, cuando nos conocimos, todas las etapas amorosas que vivimos, cuando adolescentes pasábamos horas en la ventana de mi cuarto enamorándonos con historias. Cuándo me tomó por el cuello contra la pared sosteniendo el puño a 10 centímetros de mi cara. Yo cerrando los ojos y esperando el golpe seco que no se produjo; esperando que ese impulso se convirtiera en amor, en compasión y me dejara besarlo. Moría por besarlo ¿por qué? ¿Por qué si era un momento tan violento? Porque lo veía y pensaba en todo lo que se perdería si ese golpe finalmente se producía. ¿Por qué mi rostro asustado no le inspiraba lo que su rostro enojado me inspiraba a mí? Ese deseo por besarlo!
El chakra de la comunicación, vishuddhi, Krishna y la culpabilidad que lo bloquea, no somos culpables de nada, la última vez que nos vimos y entendimos que no éramos culpables, hablamos de tener una buena intención en resolverlo todo, le dije que la relación podía ser como él quisiera, que aceptaría lo que fuera con tal de no perderlo. ¿Acaso me siento culpable de amarlo a pesar de todo lo que me lastimó? ¿Cómo puedo amar a alguien que me lastimaba deliberadamente? Incluso podría pensar que lo hacía conscientemente. ¿Acaso es porque mi padre nunca estuvo para amarme? ¿Cómo puedo saber si me amó o no lo hizo si no tuve esa experiencia infantil para compararlo y saber cómo se siente en verdad cuando alguien te ama incondicionalmente? No, aquí había demasiadas condiciones. Pedía ser aceptado como es, con su forma de amar, pero él no aceptaba quién soy yo.
Agnya, el tercer ojo, mi ojo de Horus y de vuelta en Egipto, la experiencia más feliz de mi vida es el recuerdo más doloroso de mi existencia. Las cosas que una vez fueron las más deliciosas ahora son tortura recordarlas porque contienen la duda de su veracidad. Te perdono y me perdono a mí misma, quiero que se acabe, quiero recordarte con ese amor que siento y separar el dolor. ¿Otra vez me estoy resistiendo al dolor? Hago que persista con esa resistencia, entonces lo enfrento y dejo que el dolor me invada de nuevo, quiero ver azul, el color de la meditación, quiero dejar que pase y que se transforme, noches y noches llorando. ¿Acaso eso es liberar la resistencia? ¿Por eso él estaba cansado de mí? ¿Qué era aquello que me hacía tan infeliz cuando que debía de ser la persona más feliz del mundo al tener el amor de mi vida conmigo? Creo que era tan doloroso porque no sentía correspondencia. Mi demanda era sólo de amor y todo lo que ello implica: maneras de demostrarlo. Incapacidad de la mayoría para demostrarlo, sentimientos incómodos de darse cuenta de sentirlo. Frustración como consecuencia y enojo proyectado en todas direcciones. El perdón hacia todo a pesar de todo, que el perdón prevalezca desde el corazón.
Mi Sahasrara, la experiencia de la meditación pura. El gran deseo de dormir y recuperar mi horario, el deseo de ser feliz y encontrar la tranquilidad del desalojo de la toxina que me intoxica. ¿Éramos adictos el uno del otro? ¿Qué no el proceso de desintoxicación ya debía de haber pasado? ¿Por qué entonces la compulsión de levantarme y escribirlo? ¿Por qué seguir pensando en ello y recordando detalles? Sí perdono, perdono y te dejo ir. Me dejaste ir, nos dejamos ir. ¿Satisfecho?
¿Por qué no se detienen mis pensamientos? Esta meditación no ha funcionado, no encontré el momento de conciencia despierta sin pensamientos.
Leía acerca de la dependencia, leía que los maestros espirituales dicen que estamos en un error al creer que debemos consolarnos y satisfacer todas nuestras necesidades por nosotros mismos; es un error educar a los niños para que se consuelen solos, se cree que esta es la medida para hacerlos fuertes, independientes y seguros de sí mismos. Dejarlos llorar, dejar que resuelvan sus necesidades emocionales sin saber cómo, cortar esos lazos de dependencia, es un error que genera humanos rotos. Genera adultos incompletos incapaces de establecer una conexión con otros e incapaces de producir una relación dependiente sana, contrariamente a lo que la educación pretendía. Se cree que la independencia es un valor y la dependencia se condena. Lo que no se cuestiona es de dónde viene ese valor: es basado en el dolor del abandono. Los niños y los adultos necesitamos establecer relaciones que cubran nuestras necesidades amorosas que completen nuestra individualidad.
Crear relaciones dependientes es necesario para vivir. El niño nace dependiente por completo de sus padres o de personas que lo cuidarán y alimentarán y cubrirán sus necesidades emocionales. Estos momentos de satisfacción los seguimos buscando por siempre, incluso de adultos. Los humanos estamos haciendo conexiones con otros todo el tiempo. Gracias al internet hacemos grupos y grupos de intereses, de deseos, de ideas, etc. Añoramos esa conexión y esa pertenencia de nuestras primeras relaciones con nuestros cuidadores. La humanidad quiere ser parte de un todo y a la vez ser individual, respetando la diversidad, pero estar a la vez, conectados con el universo, todos somos parte de ese universo.
La enseñanza budista habla de 4 nobles verdades:
-Toda Existencia es sufrimiento.
-El origen del sufrimiento es el deseo.
-El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo la causa.
-Para extinguir la causa hay que seguir el Noble camino.
Este camino no es otro más que un camino de verdad, de vivir correctamente de acuerdo con nuestras verdades y con respeto. En ningún momento dice que el sujeto debe ser capaz de satisfacer todas sus necesidades emocionales por sí sólo. Decir que la causa del sufrimiento es el deseo y querer negar los deseos es algo que va en contra de la naturaleza humana, por eso la iluminación espiritual parece cosa de maestros como sólo Buda pudo lograrlo. Buda el iluminado pudo controlar su yo, su personalidad y sus síntomas (sufrimiento), mediante el camino de la meditación. Logró ser feliz al ver claramente la naturaleza del espíritu. Pero sus enseñanzas no son fáciles de seguir, no son prácticas cuando uno está pasando por un momento de dolor. No existe momento más presente que aquél en que duele. No todos tienen la capacidad de controlar su yo y su ego y sus sentimientos. Aunque la humanidad entera aspire a encontrar la felicidad y la paz, extinguiendo el deseo no creo que sea la única manera de evolucionar espiritualmente.
Sergio detuvo su sufrimiento conmigo, extinguiendo la causa, olvidando el deseo de estar conmigo y de tener una relación que necesitara “trabajo” para alcanzar paz y felicidad en comunidad. Me sacrificó de su vida, erradicó la causa matándome de su vida amorosa. Siempre me decía: Tú debes de ser capaz de proporcionarte todo lo que desees a ti mismo, incluyendo amor, debes de ser capaz de proporcionarte el cariño y el amor que necesitas tú sola. Siempre sentí que eso era aberrante, era muy doloroso escucharlo. Sentía que algo terriblemente mal estaba en ese pensamiento. Control de los pensamientos, erradicar el deseo para no sufrir. Amo el budismo, nos enseña a respetar y a obligarnos a encontrar la verdad en el camino de la espiritualidad. Es un buen lugar dónde empezar con la espiritualidad. Valora y practica el respeto por la vida misma. Pero Buda vivió en un momento en el que la conciencia humana dormía. En la que el ciclo cósmico pasaba por la noche del conocimiento y la consciencia. Ahora estamos en la etapa del despertar de esa consciencia y existe información científica de cómo funciona el universo. La información de Buda tiene que renovarse y puede seguirse de una manera creativa, para satisfacer nuestra felicidad sin negar nuestra fuente, nuestro origen y nuestra naturaleza. Integrando no erradicando.
Soy de otra escuela, creo que los deseos se pueden satisfacer, que la felicidad se puede alcanzar a través de proyectar las vibraciones adecuadas al universo. Los humanos necesitamos conectarnos unos con otros, dependemos de las relaciones para sobrevivir y para ser felices y no hay nada de malo en ello. No tenemos por qué sentirnos culpables al respecto. Quisiera que todo mundo lo supiera. Quisiera que Sergio lo supiera. Ojalá tuviéramos menos prejuicios con todos esos aspectos de las ideas transmitidas por la educación y por la relación que tuvimos con nuestros padres. La humanidad sería mucho más sana emocionalmente y podríamos establecer y mantener las relaciones felizmente hasta que nuestras vibraciones cambiaran pacíficamente. Debí de evitar el conflicto, pero me sentí amenazada. La amenaza de perder ese amor me hizo reaccionar como si me sostuvieran bajo el agua. Era vital para mí, era un asunto de supervivencia.
El cerebro es el órgano encargado de mantener nuestra supervivencia. Reacciona en microsegundos ante el peligro intuitivamente antes de que podamos razonar si lo que se acerca es un peligro o no. El cuerpo reacciona gracias a este efecto intuitivo. El cerebro ecualiza el amor a la supervivencia por una simple razón: Cuando nacemos estamos indefensos y dependemos del amor de otras personas para nuestro cuidado. El amor es una necesidad vital para sobrevivir. Cuando sentimos la amenaza de perderlo, reaccionamos con los reflejos de supervivencia. El amor es la fuente, el motor de toda expresión de vida. Me cuesta trabajo creer que haya alguien que lo pueda dudar o rebatir.
Una de las cosas que más me duelen es que Sergio haya preferido sacrificarme en vez de hacer el esfuerzo consciente para conservar la relación. Un esfuerzo que yo haría por amor. Un esfuerzo por sanar nuestras emociones y trabajar nuestras sombras para lograr una comunión pacífica y amorosa. Eso es lo que me hace pensar que no me amó. Por supuesto no quiero juzgar, respeto su camino, sus decisiones, su proceso por mucho que me haya lastimado ese final.
Pienso que hay mucho que sanar, me sorprende que haya habido tanto conflicto, creí que éramos adultos sanos, conscientes de nuestra realidad, con vibraciones compatibles, ambos buscando felicidad, centrados y capaces de resolver las cosas en armonía. Me sorprende haber sido tan poco evolucionada, tan poco sabia. Ahora sé más que antes, tengo este conocimiento pero no me parece aún razón suficiente para haber destruido mi amor, no me parece razón suficiente para haber perdido a alguien tan preciado. No es justificación para ese dolor, no justifica el sufrimiento ni mi opción hacia el mismo. No me parece suficiente para las muchas de esas noches de insomnio y diálogo interno. Al día siguiente pienso que no debo enfocar de nuevo mis pensamientos en esa situación del pasado porque debo vivir y disfrutar este momento presente. Vuelvo al camino de encontrar una verdad que me vuelva feliz.
Para Buda, la vida es un sueño del que vamos despertando poco a poco. Y en parte lo es, despertamos a la conciencia de uno mismo, al conocimiento, despertamos y obtenemos más información para poder encontrar la felicidad: La salud, la abundancia, el amor de las personas con las que estamos. Eso significa encontrar felicidad, esos son los componentes. Todo lo contrario a la violencia, a la rabia, a la soledad, al coraje de la independencia. Hay que recapitular los conceptos ahora. La educación de este ciclo humano no ha sido la mejor manera, porque si hubiese sido así, seríamos una humanidad sana emocionalmente, con relaciones felices. Hay que cuestionarse de nuevo, hacer un trabajo personal y desenredar los hilos de nuestros deseos y sufrimientos sin negar ninguno de todos los elementos que nos componen como humanos, como sujetos psicológicos y emocionales. Ahora creo que la falta psicoanalítica Lacaniana se puede cerrar. Escuchar nuestro verdadero yo y empezar a trabajar con él por una proyección feliz de nuestra existencia. Esto es precisamente lo que haría alguien que se ama a sí mismo.
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